Permita que primero le explique una experiencia que seguramente Vd., que es representante de Catalunya en el parlamento español, nunca se ha parado a escuchar. Iba en taxi en Barcelona. Recibí una llamada de un compañero de la ANC. El taxista escuchó que hablábamos de la independencia de Catalunya. Cuando corté me preguntó qué pensaba yo de ese tema. Antes de contestar le pregunté qué pensaba él. Dijo que dudaba. Indagué por su origen (tenía acento andaluz). De Carmona, Sevilla, dijo. Inquirí por qué vino a Catalunya. “¡Por mis hijos! ¡Allí no había futuro!. Seguí, ¿Lo han encontrado?, ¡Sí!, contestó de inmediato. Añadió “ya hay dos que han acabado la universidad y están muy bien colocados. El tercero hace Formación Profesional: diseño gráfico. Estoy muy contento”. ¿Y por qué duda Vd. ante la independencia? continué. “Por mis padres dijo, son mayores y siguen en Carmona”. Invitando a reflexionar le dije: “Veamos, Vd. vino por sus hijos. Hoy están colocados, pero están castigados como todos los catalanes. Con la independencia vivirían mucho mejor, pero Vd. no la quiere por sus padres que ya son mayores… y por no separarse de Andalucía… ¿no sigue Vd. dependiendo de quienes le obligaron a emigrar… y castigando así a sus hijos que es por lo que vino…?” Quedó pensativo y en silencio unos minutos. Rompió su silencio y dijo: “Eso no lo había pensado yo… ¡claro! ¡La independencia será buena para mi familia, para mis hijos” Y a mis padres los puedo ver cuando quiera!
No sé si Vd. se relaciona mucho con gente de España venida a Catalunya. Esta historia, rigurosamente cierta, se la pueden explicar muchos que vinieron porque se sentían sin futuro y explotados en sus tierras de origen y hoy se dan cuenta de que siguen explotados por los dirigentes de esas zonas. Por eso ven en la independencia mucho más que una liberación política, económica, social. Ven “dignidad y libertad”.
Vd. Como “única” representante del PP en Catalunya. ¿Se pregunta por qué tiene tan pocos votos? Cuando Vd. habla en el parlamento español, ¿a quién representa realmente… No representa a los que queremos hacer una República Catalana para poder tener un Estado propio, más justo, más próspero, más igualitario, con un Estado de bienestar, que pueda cubrir nuestras necesidades, al nivel de reciprocidad de nuestra contribución a ese Estado, o sea que nuestro esfuerzo, nuestra capacidad de crear riqueza, se corresponda al bienestar de “todos” los habitantes de Catalunya. Según usted, por estos motivos, hacemos sufrir a los que después de muchos años de estar contribuyendo a crear esta riqueza, rechazan nuestra propuesta porque quieren seguir obedientes a esa sociedad española a la cual representa usted. Sociedad que después de ganar una guerra contra su propio pueblo, a los perdedores que no fusiló o encarceló, se dedicó a expulsarlos por hambre abandonándolos a su suerte.
Es curioso comprobar cómo desde distintos intereses de clase, se pueden ver las cosas de una forma contradictoria. Personas que, en su día, por los motivos que ya he explicado, tuvimos que irnos a Cataluña a buscarnos la vida (¡fuimos2.600.000!), según usted hoy nos vemos asustadas, maltratadas, acosadas hasta tener que encerrarnos en nuestros domicilios, por los que en su día nos dieron la forma de poder ganarnos la vida (siempre con el sudor de nuestra frente por supuesto). Hoy con la idea de la separación, nos vuelven a dar la oportunidad de vivir en un país mucho mejor, en democracia, bienestar, justicia social, libertad que España nos niega. Solo será posible mediante una República para todos, vengan de donde vengan.
Yo, castellano de origen, hago una reflexión: Si Cataluña no fuera tan emprendedora y no hubiera sido capaz de crear tanto trabajo, ¿qué hubiera sido de nosotros? millones de personas que con las pocas pertenencias con las que contábamos en aquellos momentos y cargando con toda la familia vinimos a esta tierra porque en la nuestra no había futuro. Como el taxista de Carmona. Lástima que algunos tenga tan poca memoria y un sentido de pertenencia excesivo, dejándose convencer por los que en su día los expulsaron. ¿Cuántas veces serán engañados por ustedes? ¿No cree que ya basta de ser tan desleales con sus compatriotas de buena fe?
¿Señora Alvarez de Toledo, ¿es consciente de su cinismo? Con su preparación ¿no se ha parado a pensar porque no queremos ser españoles? Precisamente por lo que usted se olvida de defender como representante catalana en ese parlamento español: Por la mala financiación, el déficit abusivo de las balanzas fiscales, el desprecio a la lengua, el retorcimiento a las leyes cuando se juzga a los independentistas, el abuso de los peajes, la deuda que se genera en Cataluña siendo los que creamos más riqueza, la falta de infraestructuras, el desastre de Renfe en cercanías. Los que verdaderamente llevamos sufriendo muchas décadas, por su falta de soluciones hacia nosotros, insistimos en romper con vuestro Estado, somos todos los catalanes independentistas o dependientitas. ¿Se ha mirado al espejo y se ha preguntado por qué España es el país de Europa, que tiene más dificultades en conseguir la adhesión a un proyecto común? (Tres Guerras Civiles) ¿Se ha preguntado qué parte de culpa puede tener ese Estado “Castellano” que por su política Jacobina en vez de unir desune?, ¿exigiendo la unidad a la fuerza a un proyecto que solo beneficia a unos cuantos y deja fuera a la mayoría de la población? Un proyecto que no respeta la diversidad de esta nación de naciones, a un qué conste en esa Constitución que tanto dicen defender. Espero que un “auténtico” Tribunal Constitucional, el actual NO lo es, actúe algún día sobre tanta inconstitucionalidad como Vd. refleja…Vd. no representa ni defiende la democracia, ni la libertad, en Catalunya. Es que tampoco lo hace ni para España. Vd. castiga a todos los dependientitas en Catalunya tanto como a los independentistas. Vd. representa a la España colonizadora, prepotente, excluyente, autoritaria, antidemocrática, expoliadora “en” Catalunya.
Al final tenía razón el sabio político Arzalluz, cuando comentó la popular frase, algunos políticos son tan retorcidos y cínicos, que te descalabran y se ponen ellos la venda en la cabeza.