CUATRO RAZONES POR LAS QUE LA MAYORÍA DE LOS CATALANES QUIEREN INDEPENDIZARSE

Paco Martínez, Grupo de trabajo de la Sectorial de Jubilats de la ANC y miembro de Súmate.

Desde que en Catalunya se produce el auge del independentismo, los medios españoles no dejan de publicar noticias que presentan a Catalunya como una espacie de dictadura nazi, en la que el independentismo vendría a ser un ataque a los sufridos y silenciosos castellanoparlantes.

   En realidad, el independentismo catalán es un proceso trasversal y pacífico, donde lo normal es encontrarse con, García, Martinez, Perez, Vinyas, Montoliu y cada vez más, Mohamet, Popescu. No podría ser de otra manera, en un país donde entre los años 40, 50, 60, llegamos a Catalunya de toda España más de 2.600.000 personas, todos ellos con el castellano como lengua materna y actualmente siguen llegando de todo el mundo con sus distintas lenguas, debido a la capacidad que tiene Catalunya de generar trabajo. Ante esta cantidad de emigración, difícilmente cualquier movimiento político puede conseguir una mayoría sin la colaboración de los que llegamos, sus hijos o sus nietos.

  Estas líneas las está escribiendo un Martinez, socialista sin partido, hijo de aragoneses y casado con una catalana. Con esta identidad plural mi familia y yo apostamos por una Republica Catalana plural y con valores republicanos.

 Razón 1. Para poder superar el freno económico que supone para todos los catalanes su pertenencia a España.

  El modelo político español, funcionarial, industrial, social, económico, de amiguetes, basado en la especulación, condena a la pobreza a la mayor parte de los ciudadanos y reduce la clase media que siempre ha sido un modelo de referencia, generador de riqueza y bienestar. Este modelo perjudica gravemente a la economía catalana ya que la clase media ha estado y está intensamente arraigada en la sociedad catalana.

   Analizando cuál ha sido el carácter de la casta extractiva que ha gobernado durante siglos España, nos encontramos con los siguientes extractos sociales: altos funcionarios del Estado, constructores que se hicieron ricos con mano de obra esclava de prisioneros republicanos, estraperlistas que se enriquecieron con el hambre de los españoles de la posguerra controlando el estraperlo, altos militares laureados con la cruz de San Fernando y varias cruces más, Grandes de España provenientes de la nobleza Borbónica. Esta casta se ha encastrado en el centro del Estado y lo absorbe hasta agotarlo. La casta extractiva se hace rica con el dinero del Estado, por lo tanto, no se juega su dinero como el empresariado catalán, más bien el de la sociedad que gobierna. Ejemplo claro el caso Castor, (el agujero del Mediterráneo)

 Razón 2. Para que las decisiones democráticas en Cataluña sean respetadas

  Cataluña tiene una voluntad de autogobernarse de tres siglos de historia. El catalanismo es mayoritariamente transversal de izquierda a derecha. La última vez en que se trató de conseguir el encaje catalán dentro del marco del Estado autonómico, fue con el nuevo Estatut aprobado por el Parlamento catalán en 2005, que después fue recortado primero en las Cortes Españolas en 2006, (recordar lo de pasarle el cepillo del señor Guerra) y cuatro años después desvirtuado por completo por un Tribunal Constitucional con fuertes carencias de legalidad en 2010 Por cierto, lo que quedó del malogrado estatuto nunca fue votado por los catalanes. Cuando se dice que somos los catalanes los que hemos roto el pacto del 78, lo dicho demuestra que el pacto fue roto por un Constitucional que dejo a Catalunya sin Estatuto, después de ser aprobado por los catalanes, las cortes españolas y la corona, produciéndose para la mayoría de los catalanes al perder la fe en el Estado de las Autonomías, un punto sin retorno hacia la independencia.

 Ahora, después de haber celebrado un referéndum de autodeterminación el 1- de octubre 2017, ganado por una amplia mayoría de la sociedad catalana independentista, la gran represión ha sido la respuesta del Reino de España, lo cual paradójicamente no ha hecho sino confirmar a más gente, precisamente la convicción que ésta es la raíz del auge del independentismo y que, dentro del Estado español, no hay manera de que las decisiones democráticas de la ciudadanía de Cataluña se respeten.

 Razón 3. Para acabar con un trato económico injusto

Cataluña es uno de los territorios económicamente más desarrollados del Estado español. Siendo así, es normal que contribuya más que otros a la caja común. Lo que no es justo es lo siguiente: Cataluña representa el 16% de la población del Estado, produce el 20% del PIB, el 25% de las Exportaciones, paga el 24% de los impuestos y recibe el 9 o 10% del gasto público. La desproporción es enorme, máxime teniendo en cuenta que una cosa es que Cataluña sea una de las comunidades más potentes a nivel económico, y otra muy distinta que sus habitantes sean todos ricos.

 Los catalanes tienen las mismas necesidades de sanidad, educación o infraestructuras que los ciudadanos de cualquier otra comunidad autónoma, si contamos que, por su nivel de exportaciones, el más alto de España, su importante frontera con Europa, su gran nivel de industrialización, su situación geográfica de paso para toda la península Ibérica, debería contar con unas infraestructura de trasporte mucho mejores que las que actualmente tiene, una mejora de su financiación aplicando el principio de ordinalidad al que está obligado por ley el Estado Español (por estar contemplado en el estatuto que el constitucional permitió). Esto daña claramente a todos los habitantes de Catalunya, sean independentistas o no e impide aplicar una política social justa y necesaria, acorde con su nivel de riqueza que con su esfuerzo sus ciudadanos producen.

Por lo demás, este trato económico injusto se expresa también en la obsesión por convertir Madrid en el centro económico que nunca fue, en detrimento de Cataluña, ya sea firmando tratados en materia de navegación aérea que perjudican deliberadamente al aeropuerto del Prat propiedad del Estado, o intentando poner en marcha un Corredor de mercancías vía Madrid en el que nadie cree y que únicamente obstaculiza el Corredor Mediterráneo y los puertos de Tarragona y Barcelona, también propiedad del Estado.

Razón 4. Para construir el Estado del Bienestar que necesitamos y por nuestro nivel de producción de riqueza que nos merecemos.

 La carga fiscal en Catalunya es la más alta de España, parecida a la de los países más avanzados de Europa. El coste de la vida en Catalunya es muy superior a la de la mayoría de las zonas españolas, mientras los salarios no se diferencian del resto de España. EL gobern cátala  pidió que en las pensiones se pudiera tener en cuenta esta realidad el estado español lo rechazó, el índice del coste de la vida es de los más altos, producido por la diferencia abismal entre la oferta y la demanda, la gran cantidad de turismo, el gran número de ejecutivos de las multinacionales y directivos de importantes empresas, hace encarecer los productos de consumo para la clase media y baja, encontrándonos que siendo una de las regiones de Europa más desarrollada, somos la región española con un estado del bienestar por debajo de la media, (tenemos el récord de menos trabajadores públicos por ciudadano y por trabajador).

  Esta situación se explica por tres razones: Primero, el déficit fiscal, segundo, la competencia por efectos de capitalidad que tiene Madrid (que corresponde a que las capitales de los estados y su región circundante tienen beneficios económicos sobre algunos impuestos, ej. Impuesto de Sociedades “el llamado efecto sede” (mayoritariamente las sedes de las grandes empresas cotizan en Madrid). Tercero, concentran más servicios públicos sólo por ser Capital. Todo lo explicado lleva a la conclusión que el estado español, considera a Catalunya como su última Colonia a explotar. Todo esto demuestra que optimizar el nivel de vida de todos los habitantes de Catalunya, mientras dependamos del estado español es imposible.

 Una vez conseguida la independencia, si los catalanes decidimos seguir teniendo una gran carga fiscal progresiva, esto redundará en mejores servicios públicos en Catalunya, no como actualmente en el que la financiación autonómica está fuertemente desligada de la carga fiscal que se aplica en cada territorio. Barcelona y su entorno tendrán los beneficios de capitalidad, y los indicadores socioeconómicos con los que se regulan sueldos, precios públicos, o ayudas sociales se adaptarán a la realidad económica de toda Catalunya.

 Por todo lo expuesto en estas cuatro razones y no hacerlo más largo pues seguramente podría proponer muchas más, es necesario una Republica Catalana, que nos saque de este freno que para nosotros los catalanes supone nuestra dependencia de España y podamos correr por las autopistas del progreso del siglo XXI a la velocidad que requiera nuestra economía.

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