Mi nombre es Paco Martínez. Soy nacido en Madrid, tengo 77 años. Hace 69 años que vivo en Catalunya aunque por asunto de mi trabajo la familia ha estado viviendo por periodos cortos en varios lugares de España.
Mi esposa es de origen catalán; mis tres hijos, nacidos en Barcelona. En las conversaciones familiares, el bilingüismo es completamente natural, entre ellos hablan catalán y conmigo hablan castellano. Ningún problema.
De joven me aterrorizaba la idea de no poder disfrutar como la mayoría de los países europeos de la democracia; para mí el poder defender mis derechos en el trabajo o poder expresar mis ideas políticas era y es esencial en mi vida.
Clandestinamente a partir de los 29 años tomé contacto a través de mi trabajo con el PSUC y sus gentes, pues a pesar de que no acababa de comulgar con el ideario comunista, hay que reconocer que si tenías el deseo de acabar con la dictadura Franquista, eran los únicos con los que podías colaborar pues estaban en las universidades, en el trabajo y en la calle y por desgracia, también muchos de ellos en las cárceles.
A partir del congreso de Suresnes Octubre de 1974, en que el “grupo de los sevillanos”, con la intención de traer la ejecutiva del partido a España, le arrebataron la Secretaria General a Rodolfo Llopis, se desencadenó rápidamente la formación de federaciones socialistas por toda España.
Estando en el sindicato vertical (el sindicato del régimen) que nosotros utilizábamos para poder tener representación sindical, tomé contacto con Carlos Cigarrán miembro de la Federación Socialista de Catalunya (FSC), que después de casi un mes de espera supongo que estuvieron averiguando sobre mí, me convocó a una cita con Josep María Triginer. Así empezó mi militancia, en el Socialismo y en la UGT, que duró 28 años, siempre de voluntario, (nunca ocupé cargos políticos remunerados) pues mi idea fue no dejar mi profesión.
En 1978 se forma el PSC-PSOE por la unión de tres partidos socialistas catalanes, FSC (PSOE), PSC (Reagrupament) y PSC (Congres), siendo secretario general Joan Raventós.
En esos años fui elegido en UGT de España Secretario de Relaciones Internacionales de la federación de Correos Teléfonos Y Telégrafos FCTT. Por este motivo estuve viajando por Europa y EE.UU, durante la clandestinidad de una forma oculta y aprovechando días festivos y, una vez legalizados los sindicatos, aprovechando horas sindicales, horas que luego tenía que recuperar en el trabajo.
Este periodo de militancia, se convirtió en un periodo duro pero ilusionante, que por el trabajo, la esperanza y el propio aislamiento que da pertenecer a un partido, la tormenta de ideas del momento, me hizo tragar muchas ruedas de molino con la facilidad con que se tragan rosquillas de pastelería. Después con el tiempo empecé a tener unas indigestiones mentales que me hicieron reflexionar.
Mi esposa y yo vivimos nuestro particular mayo del 68 en el año 1976 en Barcelona (ya que en su momento no pudimos vivirlo en Francia). El día uno y el día ocho de febrero se produjeron las mayores manifestaciones en 40 años de dictadura. En ellas, la población de Barcelona, catalanes, de origen y de adopción, hablando catalán o castellano, todos unidos, gritábamos y pedíamos Libertad, Amnistía, Estatut d’Autonomia.
El Estatut d’Autonomia, para nosotros suponía el Estado federal en el que siempre habíamos creído. La decepción vino con el café para todos, la LOAPA después del golpe de Estado del 23F, la siempre prometida y nunca conseguida conversión del Senado Español en una cámara territorial y el siempre difícil encaje de Catalunya en España, problemas con el catalán, prohibición de hablarlo en el Congreso y en el Senado, vetos para que se usara en el parlamento Europeo.
Con el tiempo nos iríamos dando cuenta de que todo el proceso había sido un fraude: la Libertad, la habían convertido en una Constitución que suponía y supone un corsé para una mayoría de los españoles; la Amnistía, sólo se dio a los vivos, los muertos siguen en las cunetas, y sus sentencias judiciales sin anular, los verdugos se ríen de las víctimas, y nadie se ha preocupado por los que murieron defendiendo la libertad. La Autonomía se ha convertido en una gestora que no puede pagar sus deudas por falta de liquidez, a pesar de los importantes recursos que se generan en catalunya.
Todas estas conclusiones me llevaron a un estado de abandono político llegando a la conclusión que debía darme de baja del PSC. Deserté de la política hasta que mi hijo, que ya se movía en ambientes independentistas, me abrió los ojos y me di cuenta que, por imposible, el federalismo era una quimera, y que la única vía posible era la independencia, La masiva manifestación del 10 de julio 2010 en respuesta a la sentencia del Estatut, fue un comienzo de lo que vendría después, para nosotros suponía el punto sin retorno del nuestro concepto del encaje de Catalunya con España. Por eso en marzo del 2012 mi esposa y yo nos afiliamos a la ANC.
Inmediatamente me puse a trabajar para la independencia, en la Assemblea territorial de Cerdanyola y en la Assemblea sectorial de Jubilats, por mi experiencia en el partido político, enseguida pasé a la tarea de divulgador, un año después con el surgimiento de Súmate en Belvitge, tomé contacto con Eduardo Reyes y por la condición de mis orígenes, me afilié de inmediato, pasando a ser también divulgador de Súmate. También he sido divulgador como voluntario de Ómnium.
Nosotros, mi familia, no somos nacionalistas; nos sentimos, simplemente, catalanes que queremos vivir en paz y tener, como tienen la mayoría, un Estado que nos proteja y nos defienda. Tenemos el claro convencimiento de que los catalanes seremos capaces de construir un nuevo país europeo, un nuevo país que no tenga los defectos de los estados decimonónicos, como es hoy España.
Somos conscientes que la corrupción se ha producido en mayor o menor medida en todo el estado, pero si tenemos un queso con gusanos y cortamos un trozo, ese trozo también tendrá gusanos, pero siempre será más fácil identificarlos y quitarlos.
Hace tiempo que renuncié a arreglar España, no renuncio a mis orígenes pero a mí me ha pasado el doble que a Machado pues son las dos Españas las que me han helado el corazón. Por otro lado los países pequeños son los que actualmente mejor funcionan, tienen una escala más humana y permiten una mayor participación de los ciudadanos en la vida política del país. La democracia puede ser más participativa y real.
Usando el sentido común se llega a la conclusión que la mejor solución para nuestra Catalunya es la independencia. Si somos independientes podremos recuperar el déficit fiscal que actualmente padece Catalunya y emplearlo por ejemplo en:
- Mejorar la calidad de nuestras escuelas y de nuestros hospitales.
- Proteger el idioma hoy amenazado.
- Reducir la brecha salarial de los ciudadanos.
- Incentivar nuestra industria, actualmente en recesión por falta de financiación.
- Ayudar a nuestros emprendedores a que generen riqueza y por lo tanto trabajo.
- Conceder becas a nuestros estudiantes.
- Desarrollar una universidad que prepare a nuestros jóvenes para el mundo tecnológico que se nos viene encima.
- Destinar nuestros impuestos a hacer infraestructuras que nos ayuden a exportar a Europa.
- Potenciar la investigación para ganar el futuro.
- Mejorar las prestaciones sociales.
- Garantizar para todo el mundo unas condiciones de vida dignas.
- Defender el siempre amenazado idioma catalán, recordando a Salvador Espriu, “Hem viscut per salvar-vos els mots, per recordar-vos el nom de cada cosa”.
- Y seguir siendo solidarios siempre que haga falta.
Para lograr todo esto necesitamos con urgencia un Estado, un Estado con leyes justas, libre, próspero, social, solidario, preparado tecnológicamente para el siglo XXI, que pueda competir en Europa, una República con valores republicanos.
A mi entender la Nación es el sentimiento y el Estado es la herramienta que desarrolla ese sentimiento.
Como herramienta básica es imprescindible para solucionar las problemáticas sociales y económicas que sufrimos todas las personas que vivimos en Cataluña. Sin capacidad legislativa, judicial, ejecutiva propia, ni recursos económicos propios, pues los entregamos al Estado Español, no podremos alcanzar el estado de bienestar, que por su capacidad productiva se merece el pueblo de Catalunya.
Lo que mayor satisfacción me ha dado en toda mi vida es saber que mis hijos vieron que en la lucha contra la dictadura sus padres estaban allí, y que nuestros nietos también tendrán la certeza de que para defender su futuro como catalanes y como ciudadanos, en un momento histórico como éste, sus padres y sus iaios también estuvieron allí.
Paco Martínez ANC Sectorial Jubilats y Miembro de Súmate.